Cuando se alcanzan las etapas avanzadas de la demencia y/o el Alzheimer, la comunicación se ve afectada y las necesidades de la persona aumentan, volviéndose indispensable buscar la supervisión y el apoyo de un cuidador para llevar a cabo actividades básicas de la vida diaria, como comer, bañarse, vestirse, ir al baño, caminar y mantener la continencia. En algunas formas de demencia y Alzheimer, el equilibrio se rompe en el estado de bienestar físico, psicológico y social, lo que impide que la persona satisfaga sus necesidades y disfrute de una vida cotidiana segura y digna sin el apoyo de terceros.
Habrá quienes vivan solos o, debido a enfermedad o discapacidad, sean cuidados por alguien en casa (familiares, cuidadores, enfermeros, etc.) con la creencia de que el hogar es el espacio más seguro. Aunque ciertamente es un lugar para disfrutar de la intimidad y la familia, con frecuencia para este grupo de edad, este espacio puede convertirse en un riesgo para la salud mental cuando la soledad o el aislamiento están presentes. Las condiciones de aislamiento y soledad ocurren con más frecuencia en adultos mayores que viven en casa sin un adecuado apoyo de red, y pueden llevar a un deterioro adicional de la salud mental.
Es importante mantener el contacto social y familiar como una forma de mantenerse activo y contar con una red de apoyo, así como mantenerse en contacto con personas de la misma generación con el objetivo de intercambiar experiencias y, dentro de sus posibilidades, desarrollar un esquema de actividades diarias.
Estas son solo algunas de las ventajas que puedes encontrar en ALICE, además de promover una mejor calidad de vida y encontrar un equilibrio entre el estado físico, psicológico y social del residente.