La demencia es un conjunto de síntomas asociados con el deterioro adquirido y progresivo de las habilidades intelectuales; siendo la pérdida de memoria a corto plazo, el dominio cognitivo previamente adquirido que se ve más afectado, interfiriendo en el desempeño exitoso de las actividades diarias de una persona. Además de la memoria, otras funciones cognitivas que se ven afectadas en la demencia pueden ser el lenguaje, el juicio y el razonamiento; así como trastornos emocionales y conductuales que pueden resultar en depresión, alucinaciones, agitación, falta de inhibición, insomnio, entre otros.
La enfermedad de Alzheimer (EA) es la causa más común de demencia, y las probabilidades de adquirirla aumentan con la edad. Los adultos mayores de 85 años son los más propensos a presentarla, aunque algunos, desde los 65 años (algunos incluso antes), comienzan a mostrar los primeros síntomas.
Entre las primeras manifestaciones de la enfermedad de Alzheimer (EA) se encuentran: Alteraciones y pérdida progresiva de la memoria, hablar y hacer preguntas repetitivas donde la misma historia se presenta una y otra vez. Se pierde la noción del tiempo (fecha y temporada), dificultad para encontrar palabras y participar en conversaciones continuas, dificultad para tomar decisiones, entre otros. Estas son condiciones progresivas y se dividen en etapas a medida que avanza el curso de la enfermedad (Temprana, Intermedia y Tardía).